OPINION: De victima a humillado

POR RVDO. P. MANUEL HIDALGO FELIZ C.

Estoy decepcionado del cuerpo policial de control de robos de Barahona e igualmente del Sistema Judicial.

Dos robos en tres semanas sufrimos en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, de Jaquimeyes. El primero en la casa parroquial y el segundo en la Capilla Maria Auxiliadora en Canoa. Robo de inversor, equipos de sonidos, impresoras, micrófonos, Maleta y otros objetos de valor. Rupturas de persianas y puertas. Pérdidas por más de $100,000.00 para estas iglesias pobres.

En el caso del robo de Jaquimeyes, por esfuerzo de la comunidad y de nosotros, fueron apresados, una semana después del robo, dos de los tres jóvenes que penetraron en la casa parroquial. E igualmente, por información de miembros de la comunidad, una joven en Canoa, fue detenida y enjuiciada. (Gracias doy al respecto al general de la policía de Barahona, por su apoyo, ayudado por un amigo y hermano de infancia.).

Vi esperanzado solución a nuestro problema, pero no fue así.

Lo triste y preocupante fue ver la negligencia con la que actuó la policía en la investigación y detención de los delincuentes. Te piden a ti convertirte en detective, asumiendo el papel de ellos. Tú averiguas y ellos esperan las pruebas. Una odisea.

Cómo el Ministerio Público, a pesar de que los acusados admitieron su participación en el robo en la casa parroquial, en audiencia, en el caso primero (casa parroquial), sin informarnos como parte afectada, se impone la garantía económica, al interés del perjudicado y víctima. El argumento que se alude es la falta de testigos oculares; pero quiénes no acuden por miedo a represalias de los delincuentes. 

Cómo el juez, complaciente con fiscal y abogado defensor del acusado, actúa a favor de los bandidos, aplicándose las penas pedidas por estos, penas leves, que muchas veces vienen negociadas por ellos (fiscalía y abogados defensores). 

La garantía económica, que se impone y se ejecuta, para dejar en libertad a los bandidos, va al fisco, y el perjudicado tiene que ingeniársela para buscar cómo gastar más tiempo y dinero para constituirse en parte civil para buscar a ver si le aplican una indemnización a sus pérdidas y daños, mientras que los delincuentes salen libres, mandados a las calles a seguir en sus fechorías, llegando algunos, como en nuestro caso, a ser amenazado por sus acusadores. 

La victima pasa a humillado y el victimario enaltecido. 

¡Dios nos ayude!

El autor es sacerdote de Jaquimeyes
..[Ecos]

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