SANTO DOMINGO: El 24 de abril, una herida abierta šŸ¤”

Por Dalton Herrera
Listindiario.com

Santo Domingo: El primer mensaje que exigĆ­a el retorno del presidente Juan Bosch, derrocado un aƱo y siete meses antes por fuerzas antidemocrĆ”ticas, lo emitĆ­a el teniente coronel Miguel Ɓngel Hernando RamĆ­rez, uno de los principales dirigentes del levantamiento militar que aquel 24 de abril de 1965 demandĆ³ la salida del poder de los triunviros Donald Reid Cabral y RamĆ³n CĆ”ceres Troncoso.

RepĆŗblica Dominicana jamĆ”s ha sanado completamente sus heridas luego de ese conflicto que acabĆ³ con la vida, segĆŗn estimaciones de historiadores, de cinco mil personas; entre civiles y militares.

Y aunque Hernando RamĆ­rez fue el primero en comunicar hace 53 aƱos las intenciones de exigir el regreso a la ConstituciĆ³n de 1963, fue el coronel Rafael TomĆ”s FernĆ”ndez DomĆ­nguez el verdadero ideĆ³logo de la revuelta que cambiarĆ­a la historia del paĆ­s.

El dirigente polĆ­tico y combatiente constitucionalista, Rafael “Fafa” Taveras, definiĆ³ aquel episodio como el acontecimiento de mĆ”s trascendencia en la historia republicana y el mayor hecho del siglo XX. 

“No hay antecedentes de una acciĆ³n de esa categorĆ­a, con un fin tan concretamente democrĆ”tico. Se caracterizĆ³ por el hecho de ser la mĆ”s estrecha relaciĆ³n entre los militares y el pueblo, no hay antecedentes, jamĆ”s se ha visto eso. Fue una manifestaciĆ³n de mucha responsabilidad ciudadana ya que la gente nunca abandonĆ³ la zona constitucionalista”, sostuvo Taveras.

Pasado el mediodĆ­a de ese sĆ”bado soleado, el general Marcos Rivera Cuesta yacĆ­a prisionero junto a otros militares de alto rango en la cĆ”rcel del campamento militar “16 de Agosto”, a 27 kilĆ³metros de la ciudad capital. Y al mismo tiempo, un reconocido locutor y joven polĆ­tico de la emisora Santo Domingo, de nombre JosĆ© Francisco PeƱa GĆ³mez, llamaba al pueblo a lanzarse a las calles para apoyar a los insurrectos.

Reid Cabral, quien encabezaba el Triunvirato, habĆ­a ordenado toque de queda nacional y emplazaba a los militares rebeldes a rendirse.

“De no acceder al llamado, tropas leales al Gobierno cumplirĆ”n con su deberƖ”, habĆ­a expresado el triunviro en su mensaje de advertencia ante la naciĆ³n.

No obstante, tanto el cuartel militar “16 de Agosto” como el “27 de Febrero”, ademĆ”s del apoyo de la mayor parte del pueblo dominicano,  terminaron de desmoronar en menos de 24 horas al Triunvirato de Reid Cabral y CĆ”ceres Troncoso.

Tras el derrumbamiento del gobierno de facto, asciende al poder una gestiĆ³n provisional encabezada por Rafael Molina UreƱa, quien pasĆ³ a posicionarse para servir de transiciĆ³n al retorno de Bosch que estaba exiliado en Puerto Rico.

Una facciĆ³n militar encabezada por el general de brigada ElĆ­as Wessin y Wessin objetaba tales fines, lo que desencadenĆ³ en la cruenta Guerra de Abril. 

Durante tres largos dĆ­as, hombres, mujeres y niƱos se colgaron un fusil al hombro, se armaron hasta con piedras para defender los ideales que entendĆ­an correctos. Madres de militares congestionaban las emisoras con llamados de concienciaciĆ³n a sus hijos para hacerlos recapacitar y que estos se cambiaran al bando constitucionalista.

Molina UreƱa y parte de su gabinete acudieron al embajador estadounidense en el paĆ­s, William Tapley Bennett, para negociar una soluciĆ³n a la grave situaciĆ³n que padecĆ­a la naciĆ³n. La respuesta del diplomĆ”tico fue contundente y desconcertante: “Ustedes no estĆ”n en disposiciĆ³n de negociar sino de rendirse”. Inmediatamente el presidente interino renunciĆ³ en conjunto con sus colaboradores asilĆ”ndose en la embajada de Colombia, cuando la victoria de Wessin era inminente, un coronel desconocido le replicĆ³ al emisario norteamericano: “Disculpe seƱor embajador, pero seguiremos la lucha pase lo que pase”...

El ultraje a la soberanĆ­a
Aquel grito de guerra que motivĆ³ a los constitucionalistas, emanĆ³ del coronel Francisco Alberto CaamaƱo DeĆ±Ć³, quien provenĆ­a de una familia de militares; este se dirigiĆ³ al puente Duarte para cerrar el camino a las tropas de Wessin que se dirigĆ­an a la capital, que en efecto, con la ayuda del pueblo y los militares que deseaban el retorno de Juan Bosch vencieron indiscutiblemente el avance de “los leales”, como tambiĆ©n se autoproclamaban los hombres de Wessin.

El 28 de abril del mismo aƱo, cuando la revuelta se habĆ­a convertido en una victoria popular, el presidente de los EE.UU., Lyndon B. Johnson, declarĆ³ en un discurso que “Estados Unidos de NorteamĆ©rica no permitirĆ” que un Estado comunista se posicione en el hemisferio occidental, evitaremos a toda costa que RepĆŗblica Dominicana se convierta en una segunda Cuba”, y como siempre, con el pretexto de proteger ciudadanos norteamericanos residentes en el paĆ­s, 42,000 soldados e infantes, asĆ­ como una flota de por lo menos 40 buques de guerra, fueron enviados al paĆ­s para intervenirlo.

Francisco Alberto CaamaƱo DeĆ±Ć³ se convirtiĆ³ en el lĆ­der indiscutible de la revoluciĆ³n de abril, y fue nombrado presidente constitucional por el Congreso, por instrucciones de Bosch, desde el exilio en Puerto Rico. 

LA DEFENSA UN ESFUERZO POR LA PAZ 
La imposiciĆ³n de un gobierno tĆ­tere y paralelo al de los constitucionalistas, con influencias estadounidenses, liderado por Antonio Imbert Barrera, agudizĆ³ la matanza de dominicanos por las escaramuzas que se extendieron hasta septiembre.

La guerra terminarĆ­a con la firma del Acta Institucional, auspiciada por la OrganizaciĆ³n de Estados Americanos (OEA), rubricada por Imbert Barrera y Francisco Alberto CaamaƱo DeĆ±Ć³, para alcanzar la paz y el entendimiento, tomando juramento el 3 de septiembre como nuevo presidente interino, HĆ©ctor GarcĆ­a Godoy, poniendo fin a la revuelta que habrĆ­a iniciado el 24 de abril de l965.

53 AƑOS
Entrega. Miles de ciudadanos, incluyendo de otras nacionalidades, ofrendaron sus vidas en las calles de Santo Domingo, luchando por la reposiciĆ³n del profesor Juan Bosch, derrocado el 25 de septiembre de l963, con apenas siete meses al frente de los destinos del paĆ­s.

La intervenciĆ³n estadounidense frustrĆ³ esas esperanzas y la poblaciĆ³n exigiĆ³ la salida de los soldados que pisotearon el suelo patrio el 28 de abril de l965.

Fuente: Ohelmis SƔnchez [...]

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